La educación de los hijos es un arduo trabajo que requiere definitivamente la dirección de Dios, no solo para los hijos, principalmente para los padres.
Educar a nuestros hijos es lograr que reflejen el caracter de Cristo en sus vidas más allá de sí mismos, hacia su descendencia y su prójimo.
El Hermano Arturo Dappen un día dijo:
Una Vida consagrada a Dios durará una generación.
Una Familia consagrada a Dios durará hasta que Cristo Vuelva
VERSÍCULO LEMA
Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová.
(Salmo 128.3–4)
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